El PKK nació en el siglo XX, en la época más violenta de la historia de la humanidad, en medio de las dos guerras mundiales, bajo la sombra de la experiencia del socialismo real y la guerra fría en todo el mundo.
La negación absoluta de la realidad kurda, las restricciones a los derechos y libertades fundamentales, especialmente la libertad de expresión, desempeñaron un papel importante en su surgimiento y desarrollo.
El PKK ha estado bajo las duras realidades del siglo y del sistema del socialismo real en términos de su teoría, programa, estrategia y tácticas adoptadas. En la década de 1990, con el colapso del socialismo real debido a la dinámica interna, la disolución de la negación de la identidad kurda en el país y las mejoras en la libertad de expresión, llevaron al debilitamiento del significado fundacional del PKK y dieron lugar a una repetición excesiva.
A lo largo de más de 1000 años de historia, las relaciones entre Turquía y los kurdos se han definido en términos de cooperación y alianza mutuas, y los turcos y los kurdos han considerado esencial permanecer en esta alianza voluntaria para mantener su existencia y sobrevivir frente a las potencias hegemónicas.
Los últimos 200 años de la modernidad capitalista se han caracterizado principalmente por el objetivo de romper esta alianza. Las fuerzas implicadas, en consonancia con sus intereses de clase, han desempeñado un papel clave en la promoción de este objetivo. Con las interpretaciones monistas de la República, este proceso se ha acelerado. Hoy, la principal tarea es reestructurar la relación histórica, que se ha vuelto extremadamente frágil, sin excluir la consideración de las creencias con un espíritu de fraternidad.
La necesidad de una sociedad democrática es inevitable. El PKK, insurgencia y movimiento armado más largo y extenso de la historia de la República, encontró base y apoyo social, y se inspiró principalmente en el hecho de que los canales de la política democrática estaban cerrados.
El resultado inevitable de las desviaciones nacionalistas extremas -como un estado-nación separado, una federación, una autonomía administrativa o soluciones culturalistas- no responde a la sociología histórica de la sociedad.
El respeto a las identidades, la libre expresión, la autoorganización democrática de cada segmento de la sociedad basada en sus propias estructuras socioeconómicas y políticas, sólo son posibles mediante la existencia de una sociedad democrática y un espacio político.
El segundo siglo de la República puede lograr y asegurar una continuidad permanente y fraternal sólo si se corona con la democracia. No hay alternativa a la democracia en la búsqueda y realización de un sistema político. El consenso democrático es el camino fundamental.
El lenguaje de la época de paz y de la sociedad democrática necesita ser desarrollado de acuerdo con esta realidad.
El llamamiento hecho por el señor Devlet Bahceli, junto con la voluntad expresada por el señor Presidente y las respuestas positivas de los demás partidos políticos a ese llamamiento conocido, han creado un ambiente en el que hago un llamamiento a dejar las armas y asumo la responsabilidad histórica de este llamamiento.
Como cualquier comunidad y partido moderno cuya existencia no ha sido abolida por la fuerza, lo haría voluntariamente, convoquen su congreso y tomen una decisión: todos los grupos deben deponer las armas y el PKK debe disolverse.
Transmito mis saludos a todos aquellos que creen en la coexistencia y esperan con interés mi llamado.
25 de febrero de 2025
Abdullah Öcalan